Una catastrófica campaña cerealista.

Tras finalizar la cosecha de cereales y con el arranque estos días de la campaña de girasol, ASAJA-Sevilla celebró el pasado viernes en el Centro Cultural José Luis García Palacios, en Sevilla, su XXXVIII edición de la Jornada de Cultivos Herbáceos que, con la tradicional colaboración de la Fundación Caja Rural del Sur y de Syngenta, y en el marco del Proyecto LIFE Agromitiga, ha permitido informar a los más de 200 agricultores asistentes de la marcha de los mercados de estos dos cultivos y de las posibles vías alternativas que permiten mejorar su rentabilidad productividad, especialmente ante un panorama tan incierto como el derivado del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, como puso de manifiesto en el acto inaugural el presidente de ASAJA-Sevilla, Ricardo Serra.

En este mismo sentido, se pronunció el secretario general de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Consejería de Agricultura, Manuel Gómez Galera, quien destacó que “la campaña 2023 para los cultivos herbáceos en Sevilla y Andalucía ha sido una de las más complicadas que se recuerdan, en la que los agricultores están sufriendo la tormenta perfecta, y no precisamente acompañada de agua”, lo que ha hecho descender nuestras cosechas. En el caso del trigo, -como puso de ejemplo-, pese a tener una superficie muy similar al año pasado, no se llegará ni al 50% de la cosecha media de los años 2018-2021. “También a nivel europeo tendremos la peor cosecha desde año 2007”, lamentó Gómez.

Qualy

Como explicó el secretario general de Agricultura, “el incremento desmedido del precio de los insumos, la sequía, la guerra en Ucrania, la distorsión en los mercados,… han complicado al extremo la toma de decisiones y el día a día de nuestros agricultores y ganaderos, y desgraciadamente la nueva PAC no ha elegido un buen momento para entrar en vigor, con unas nuevas normas y prácticas de cultivo nada claras hasta bien entrada la campaña, que han añadido más incertidumbre”. 

Por ello reiteró el compromiso de la Consejería en seguir apoyando al sector agrario andaluz, con medidas como las puestas en marcha ahora, entre las que citó la máxima flexibilización en los requisitos y exigencias de la nueva PAC, la aprobación de los tres Decretos de Sequía (con más de 300 millones de euros de inversión conjunta), el apoyo a la contratación del seguro agrario y la apuesta por proyectos como el LIFE Agromitiga, que permitan mejorar las prácticas de cultivo, aprovechando además las nuevas oportunidades que, por ejemplo, la agricultura de carbono nos brinda”. 

 

Una catastrófica campaña cerealista 

A continuación, y tras finalizarse la recolección, se analizó durante la jornada la complicada campaña de cereales, muy costosa por el gran incremento de los costes generales del cultivo, y en especial de las semillas, los fertilizantes y el gasoil, y muy afectada por la intensa sequía, que ha hecho precipitar aún más la caída de las producciones, ya reducidas en más de un 20% en la campaña anterior.

A nivel nacional, la caída de la producción es mucho mayor. La cosecha nacional de cereales se quedará este año en un 60,6% inferior a la media de los últimos cinco años y totalmente catastrófica, ya que España es deficitaria en cereales, por lo que los puertos están continuamente llenos y esto finalmente es lo que marca los precios. También en Andalucía estamos casi un 70% por debajo de la media de los últimos 5 años y la cosecha también será catastrófica, ya que no alcanzará ni las 600.000 toneladas”.

Respecto al trigo duro, del que tradicionalmente somos exportadores, la producción ha caído a la mitad respecto al año pasado, cuando sólo el consumo de la industria es prácticamente el doble, por lo que las exportaciones no serán viables. Respecto al maíz, debido a sus exigencias de agua, el cultivo ha desaparecido prácticamente en Andalucía. 

A la reducción de la producción y de los rendimientos y el fuerte incremento del precio de los insumos se suma la volatilidad de los mercados y una comercialización muy complicadaEn este sentido, en la presente campaña se han establecido nuevas categorías de trigo por tener pesos específicos por debajo del grupo 3 y no ajustarse a las especificaciones generales, lo que está mermando aún más el precio y haciendo más difícil el cierre de los contratos.

Además, la intervención de la guerra en la configuración de los precios, que es un parámetro totalmente incontrolable, también está complicando la comercialización de los cereales. Ante este panorama Hidalgo recomendó a los agricultores “evaluar bien la calidad de sus cosechas, adaptar estrategias de comercialización, buscar mercados alternativos y confiar en la experiencia de los profesionales”. Es importante tomar buenas decisiones y vender cuando haya buenos precios; el año pasado no había mucho trigo duro y se alcanzaron precios de 520-540 euros, pero muchos agricultores no vendieron esperando más subidas, y finalmente no lograron vender, por lo que ahora tenemos cerca de 70.000 t de la campaña anterior, algo sorprendente”, afirmó el director de Cocereales.  

Cae la producción de girasol 

Posteriormente, fue el turno de analizar la situación del cultivo del girasol, cuya recolección acaba de dar comienzo en la provincia de Sevilla, productora líder de girasol a nivel regional. Sin embargo, el cultivo ha experimentado una caída del 20% de superficie en la presente campaña en Sevilla y de un 19 % en Andalucía. El motivo no es otro que los cambios introducidos por la nueva PAC que entró en vigor el pasado 1 de enero y que, además de introducir nuevas prácticas de ecorregímenes de rotación de cultivos, a las que se han acogido la mayoría de agricultores con tierras de cultivos extensivos, ha hecho desaparecer, entre otras novedades, la ayuda asociada al cultivo del girasol en este nuevo marco. Con esta caída de superficie y con unos rendimientos de entre 700 y 750 kg/ha debido a la sequía, los servicios técnicos de ASAJA-Sevilla estiman que la producción de esta oleaginosa se reduzca en Sevilla un 42%, en 2023, y descienda un 46% en Andalucía. Esta producción será insuficiente para abastecer el consumo interno.

 En cuanto a los precios, lejos han quedado los anormalmente altos alcanzados el año pasado debido al conflicto bélico. Desde primeros de año las cotizaciones han ido a la baja, pero desde el 18 de julio, tras el cierre del corredor de cereales de Ucrania, se está dando de nuevo una tendencia al alza. A fecha 25 de julio se están cerrando contratos a 460 euros/t en alto oleico y 455 €/t en girasol convencional. 

Con todos estos factores geopolíticos, las cotizaciones de las semillas oleaginosas “han evolucionado con una gran volatilidad durante los últimos años, pasando de 400 euros/t de antes de la pandemia, a los 600 euros/t por los problemas climáticos que tuvo Ucrania en otoño de 2020, y hasta llegar a 800 euros/t con la invasión rusa del territorio ucraniano”, como explicó Villa. “Ahora volvemos a tener unas cotizaciones similares a las de 2020, en torno a los 422 euros/t, pero esto nos muestra que debemos acostumbrarnos a vivir con las incertidumbres y saber adaptarnos a ese mercado tan variable”. 

No obstante, como notas positivas, Villa explicó que los balances actuales de oleaginosas a nivel mundial son satisfactorios, así como que los precios sostenidos del petróleo generan incrementos del valor del biodiesel, cuya producción se está incrementando cada año y siendo su principal ingrediente los aceites vegetales. 

 

Experiencias del proyecto Girasoil 

El girasol tuvo un papel preponderante en el encuentro, dada la importancia de este cultivo de primavera, que juega un papel imprescindible en la programación de las rotaciones de cultivo y que ha adquirido relevancia por su contribución al cumplimiento de los crecientes requisitos ambientales de la PAC. Por ello en el encuentro no sólo se abordaron la situación y perspectivas del mercado sino también otros factores asociados a este cultivo tradicional en las rotaciones en secano. Así, el agricultor José de la Puerta, y el coordinador del proyecto Girasoil, Manuel Gómez Ariza, expusieron las experiencias en siembra directa, una modalidad que en Andalucía está más extendida en el cultivo de los cereales. 

Y es que en la actualidad, casi la totalidad de su superficie de girasol se cultiva mediante laboreo y, aunque la siembra directa de este cultivo supone una práctica innovadora, se dispone de menos experiencia y su implantación en el cultivo de girasol bajo las condiciones edafoclimáticas que se dan en Andalucía presenta algunas dificultades, principalmente en la nascencia de la planta.

Como expuso Manuel Gómez, los principales retos en siembra directa para el cultivo del girasol son el manejo adecuado de los restos de cultivo previo, la correcta regulación de las sembradoras, el efecto “espejo” en suelos muy arcillosos y húmedos, la temperatura del suelo y el uso de variedades adaptadas a un manejo sin laboreo. 

Por su parte, el agricultor José de la Puerta explicó su experiencia con la agricultura de conservación, que lleva practicando desde 1990 y que, como aseguró es posible en el cultivo del girasol, aunque por el componente arcilloso de la tierra, resulta más complicado y requiere más esfuerzo y sacrificio. El primer requisito para la agricultura de conservación, como explicó, es tener una buena cubierta vegetal, lo que evita la erosión del suelo y aumenta la capacidad de retener el agua. El segundo, es realizar un esfuerzo en inversión de maquinaria para poder realizar la siembra directa. No obstante, y pese al esfuerzo, de la Puerta animó a los agricultores a practicar la agricultura de conservación porque “es rentable, si bien es necesario estar bien asesorado en el comienzo en este camino”, aconsejó. 

Por otra parte, durante su intervención se puso de manifiesto la dependencia tanto de este tipo de agricultura como de la convencional, del uso del glifosato, que sigue en el punto de mira de Bruselas para su prohibición definitiva. De la Puerta aseguró que eliminar el glifosato sin alguna alternativa “sería fatal y supondría una hambruna a nivel mundial, porque somos glifosato-dependientes”. 

Finalmente, el responsable de girasol de Syngenta Semillas, Martín Parco, expuso en el encuentro distintas estrategias para mejorar la productividad del girasol. Como explicó Parco, Syngenta tiene un claro compromiso por acelerar la innovación para dar respuesta a los continuos retos a los que se enfrentan los agricultores, con inversión en nuevas herramientas digitales para facilitar la gestión y la toma de decisiones, y con nuevas soluciones para la mejorar la rentabilidad y sostenibilidad del cultivo del girasol, tales como productos biológicos y bioestimulantes o nuevas variedades, como SY Essentio y SY Irisa AR, que contribuyen a la sostenibilidad de la cadena alimentaria. Asimismo, como afirmó el responsable de girasol de Syngenta Semillas, “la incorporación de nuevas tecnologías, como la tecnología A.I.R., de la mano de la digitalización, serán parte de la solución”.

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*