El año ha sido muy complicado desde el punto de vista de los daños sobre las producciones agrícolas y ganaderas. Los efectos del cambio climático cada vez son más patentes sobre el campo y tienen implicaciones directas sobre la viabilidad de las explotaciones de las personas del sector. Las caídas en las producciones han sido bastante generalizadas, desde la fruta de hueso, la almendra (en la que ya la previsión fue de un 30% inferior al año anterior) o los cítricos (-13% de aforo frente a la media de las últimas 5 campañas), pasando por los cereales de otoño-invierno (hasta un 26% menos de producción respecto al año anterior), hasta las producciones de olivar (hasta un 50% menos que la campaña anterior en algunas zonas, como Andalucía) o de uva para vinificación.
A comienzos del mes de abril se produjeron graves heladas que afectaron a amplias zonas de producción, pero también afectaron a los cultivos la calima y el polvo sahariano, así como las lluvias persistentes que generaron múltiples daños en diversas zonas productoras. A esta situación hay que sumar otros eventos como los incendios que afectaron a muchas áreas, generando importantes pérdidas para personas agricultoras y ganaderas.
La situación en verano se agravó por los efectos de la profunda sequía. El estrés por falta de agua y calor redujo los rendimientos en los cultivos de secano hasta en un 80%. Olivares y viñedos sufrieron paradas vegetativas y graves problemas de cuajado de fruto, lo que ha derivado en reducciones sustanciales de las cosechas. En regadío, las restricciones de agua condicionaron las siembras de los cultivos habituales en las cuencas del Guadiana, Guadalquivir y Duero. Se redujo un 90% la superficie de arroz en Extremadura y el tomate para industria se sustituyó por girasol, con menores necesidades hídricas.
En los sectores ganaderos se dispararon los costes por un uso mayor de la refrigeración, una menor tasa de transformación de pienso a carne, menos peso de los animales alcanzado en el mismo tiempo de los ciclos, dificultad de acceso a pastos por la sequía y necesidad de llevar agua a los animales de extensivo para que puedan hidratarse, puesto que se secaron numerosas charcas y puntos de suministro de agua.
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